Igualdad
Igualdad humana
Estoy aquí, pensando… Y me surge una duda: ¿estamos hablando de igualdad o de desigualdad humana?
¡Madre mía! Cuánta gente discute sobre qué es la igualdad, y me encanta verlo. Me gusta que podamos comprender que la raza humana es igual en derechos y deberes. Sin embargo, me entristece ver cómo vamos olvidando nuestras diferencias, esas que nos definen como personas, como individuos únicos.
Como sabes, ahora tenemos un perro en casa. Nació el 01/01/22 y llegó a nuestro hogar poco después. Desde entonces, estamos volcados en su educación. Y me doy cuenta, cada día, de cuánto nos parecemos a él como animales… y cuán distintos somos como especie. El es jun perro y nosotros seres humanos.
Es increíble la cantidad de personas que humanizan a sus perros, olvidando que su verdadera felicidad está en ser perro. Ni mejor ni peor que ser humano—solo diferente. Ser lo que se es.
Esta especie tiene muchas diferencias con la nuestra. Y también muchas igualdades: comer, beber, dormir, recibir buen trato… Desde que Maui está en casa, he recordado mis primeros años de universidad en psicología. Pavlov, Skinner, condicionamiento operante, la psicología conductual… Estudiábamos el comportamiento animal para entender el comportamiento humano. Pero somos especies distintas, y es justamente desde esas diferencias que logramos comprender tanto a unos como a otros.
He estado siguiendo a especialistas en comportamiento y psicología canina. Personas que dedican su día a entender cómo los perros perciben el mundo. Y como en toda disciplina, cada maestrillo tiene su librillo—¡jijiji!—pero en algo coinciden todos: los principales responsables de una mala educación canina… somos los humanos.
Sí, cada persona proyecta en su mascota lo que quisiera recibir, y olvida que su animal es especial porque es otro, es diferente. Es una especie con la que compartimos el día a día y que depende de nosotros.
¿Y qué tiene que ver todo esto con mi trabajo? Pues todo. Trabajo con personas: sus comportamientos, sus decisiones, sus objetivos, su bienestar, su salud, su cuidado…
Hoy puedo decir que acompaño al ser humano en su proceso de adaptación y evolución… siempre. Porque ser animal, ser mamífero, ser humano… tiene sus matices, sus luces y sus sombras. Y cuando sumamos otro animal a nuestra vida, otra especie, todo se multiplica: las emociones, las diferencias, los aprendizajes.
Con esta riqueza, es fácil olvidarme de escribir, de hacer fotos, de grabar… de registrar todos esos momentos únicos que vivo con cada persona que acompaño. ¡Incluyéndome a mí misma!
Y a todo esto le sumo nuestras múltiples facetas. En mi caso: mujer, hija, hermana, profesional, psicóloga, pareja, esposa, madre, escritora, creadora web… y muchas más que ni sé nombrar.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿A qué te dedicas? ¿Qué deseas? ¿Cómo eliges vivir?
¡Nos vemos pronto!

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